Tendencias de acción, tipo de deporte y estilo del entrenador en mujeres deportistas

José A. Cecchini Estrada

Antonio Méndez-Giménez

Javier Fernández-Río

Alejandro Carriedo

Beatriz Sánchez-Martínez

*Correspondencia: Antonio Méndez Giménez mendezantonio@uniovi.es

Idioma del original Español

Citación

Cecchini, J.A., Méndez-Giménez, A., Fernández-Río, J., Carriedo, A., & Sánchez-Martínez, B. (2022). Tendencies in Action, Type of Sport and Training Style in Sportswomen. Apunts Educación Física y Deportes, 149, 63-72. https://doi.org/10.5672/apunts.2014-0983.es.(2022/3).149.07

1320Visitas

Resumen

El objetivo principal del estudio fue analizar si existen diferencias en las tendencias de acción (asertiva, agresiva y de sumisión) de mujeres deportistas en función del tipo de deporte que practican (contacto, no contacto). Las investigaciones sugieren que las participantes en deportes en los que no hay contacto físico con el adversario muestran un razonamiento más maduro sobre dilemas morales de tendencias de acción en el deporte que las participantes en deportes de contacto medio-alto. 272 mujeres deportistas (149 de deportes de no contacto físico; 123 de deportes con contacto físico) con edades comprendidas entre 11 y 16 años (M = 13.48, DT = 1.93) contestaron a tres cuestionarios. Se probaron diferentes modelos lineales generalizados y en todos ellos el tipo de deporte (contacto, no contacto) predijo las tendencias de acción asertiva y agresiva en el deporte en presencia de las tendencias de acción asertiva y agresiva en otros contextos (rasgo) y del estilo interpersonal del entrenador. Los resultados sugieren que el tipo de deporte practicado modela las tendencias de acción relacionadas con dilemas morales en mujeres deportistas.

Palabras clave: agresividad, deporte, estilo interpersonal, género, razonamiento moral.

Introducción

En los últimos años ha surgido un creciente cuerpo de literatura teórica y empírica para abordar el estudio de las relaciones entre el pensamiento, las tendencias y la acción moral y la práctica del deporte (Nascimento Junior et al., 2020). Para examinar estas relaciones los investigadores han empleado diferentes estrategias que presentamos a continuación junto con los resultados obtenidos: 

a) Análisis comparados: 

a1) Entre deportistas y no deportistas (p. ej., universitarios que practican deporte versus universitarios que no practican deporte). Los jugadores universitarios de baloncesto razonaron en un nivel menos maduro que sus homólogos no deportistas (Bredemeier y Shields, 1984), tanto en el razonamiento sobre dilemas morales en el deporte como en otros contextos (Bredemeier y Shields, 1986).

a2) Entre diferentes tipos de deporte (p. ej., deportes de alto contacto versus deportes de bajo contacto). Los participantes en diferentes tipos de deportes no mostraron diferencias significativas en el desarrollo del razonamiento moral (Proios et al., 2004). Los universitarios participantes en deportes individuales mostraron mayor nivel de razonamiento moral que los universitarios practicantes de deportes de equipo (Priest et al., 1999). Los practicantes de deportes de equipo mostraron niveles más bajos de preocupación por el oponente que los practicantes de deportes individuales (Vallerand et al., 1997).

a3) Entre diferentes niveles de práctica deportiva (p. ej., deportistas de élite versus deportistas en formación). Los deportistas de élite mostraron un razonamiento moral más pobre que los deportistas en formación (Shrout et al., 2017). Algo similar se observó entre jugadores profesionales y amateurs de balonmano (Fruchart y Rulence-Paques, 2014). 

b) Estudios correlacionales entre el grado de implicación deportiva y el pensamiento, las tendencias y la acción moral en contextos de deporte (p. ej., relaciones entre los niveles de práctica deportiva y fairplay). Los niveles de participación de los niños en deportes de alto contacto y de las niñas en deportes de contacto medio correlacionaron positivamente con un razonamiento moral menos maduro y una mayor tendencia agresiva (Bredemeier et al., 1986). En deportistas universitarios la participación en deportes de contacto medio-alto se relacionó con menores niveles de fairplay en el deporte (Cecchini et al., 2007).

c) Estudios explicativos que proporcionan un sentido de entendimiento del fenómeno a que hacen referencia los resultados obtenidos en los estudios descriptivos y correlacionales (p. ej., el papel que juegan las orientaciones de meta en el funcionamiento moral). Para explicar estos resultados los investigadores analizaron las influencias de variables personales y contextuales desde diferentes contextos teóricos. Entre las primeras observaron, por ejemplo, cómo las orientaciones de meta y las orientaciones de deportividad juegan un papel crítico en el razonamiento moral (Shrout, 2017). Además, que la participación en deportes de contacto predice positivamente la orientación al ego, que a su vez predice bajos niveles de funcionamiento moral (Kavussanu y Ntoumanis, 2003), o bajos niveles de fairplay (Cecchini et al., 2007). Y también, cómo la motivación autodeterminada predice positivamente las orientaciones de la deportividad que sucesivamente predice la agresión en el deporte (Chantal et al. 2005). La orientación de competencia igualmente fue un poderoso predictor de la deportividad (Shields et al., 2016). 

Entre las variables contextuales se analizó el clima generado por los padres, compañeros y entrenadores. Por ejemplo, el clima de rendimiento en las sesiones de entrenamiento predijo significativamente bajos niveles de moralidad en el deporte, mientras que la percepción del clima de maestría predijo un razonamiento moral más maduro (Miller et al., 2004). También se observó que la relación entre el clima de aprendizaje/disfrute iniciado por la madre y el padre está moderada y positivamente asociada con la actitud prosocial (Wagnsson et al., 2016). Otros estudios abordaron los comportamientos de control por parte del entrenador y observaron que este predice la frustración de las necesidades psicológicas básicas del deportista, lo que a su vez predice un bajo funcionamiento moral y las intenciones de dopaje/uso de dopaje (Ntoumanis et al., 2017). También se ha encontrado una relación indirecta entre la metapercepción de competencia de múltiples terceros significativos y las diferentes orientaciones hacia la deportividad (Cecchini et al., 2014). Delrue et al. (2017) mostraron cómo la variación de la frustración de las necesidades psicológicas básicas de los deportistas por parte del entrenador se relacionó de un partido de fútbol a otro con la variación en el comportamiento antisocial con el adversario. Asimismo, otra variable que se ha tenido en cuenta es la atmósfera moral del equipo. Por ejemplo, se observó que las percepciones de los deportistas sobre la atmósfera moral de su equipo tuvieron un efecto significativo en el funcionamiento moral (Kavussanu et al., 2002), y que una atmósfera moral favorable se asoció positivamente con un comportamiento más prosocial en el deporte (Rutten et al, 2011). 

Con base en estos antecedentes y, considerando el hecho de que el pensamiento, la tendencia y la acción moral relacionada con el deporte también depende del género de los participantes (Martin et al., 2017), el objetivo principal del presente estudio fue analizar si existen diferencias en mujeres jóvenes deportistas en las tendencias de acción (asertiva, agresiva y de sumisión) en el deporte y en otros contextos de la vida cotidiana en función del tipo de deporte que practican (contacto, no contacto). Es el primer estudio que aborda esta cuestión, por lo que creemos prematuro establecer una hipótesis. No obstante, las diferencias entre tipos de deportes en el contexto más general de razonamiento moral no habían sido concluyentes porque, así como algunos estudios no mostraron diferencias significativas en el desarrollo del razonamiento moral entre los participantes en diferentes tipos de deportes (Proios et al., 2004), otros sí lo hicieron (Priest et al., 1999). El segundo objetivo fue determinar si la asertividad, la agresividad y la sumisión en el deporte se relacionan con el tipo de deporte practicado (contacto, no contacto) una vez hayan sido controlados los efectos respectivos de la asertividad, la agresividad y la sumisión en la vida cotidiana. Por último, se añadieron las percepciones de estilos interpersonales al modelo (apoyo/frustración de las necesidades psicológicas básicas de los deportistas por parte del entrenador). Para estos dos últimos objetivos tampoco se plantearon hipótesis ya que se estudian por primera vez.

Metodología

Participantes

Se empleó un muestreo por conveniencia. La muestra estuvo formada por 272 mujeres deportistas, 149 practicantes de deportes en los que no se produce contacto físico con el adversario (bádminton: n = 43, patinaje en línea, n = 19, natación sincronizada: n = 51, y triatlón: n = 36), y 123 participantes en deportes en los que sí existe contacto físico con el adversario (baloncesto: n = 105, rugby: n = 18), con edades comprendidas entre los 11 y los 16 años (M = 13.48, DT = 1.93) de una ciudad del norte de España. No hubo mortandad muestral.

Materiales e instrumentos 

Tendencias de acción asertiva, agresiva y de sumisión. Se utilizó la versión traducida al español por Cecchini et al. (2009) del CATS (Children’s Action Tendency Scale), que plantea dilemas morales sobre actitudes y comportamientos asertivos, agresivos y de sumisión en niños (Deluty, 1979). El participante tiene que responder a preguntas que implican situaciones de frustración, provocación y conflicto (p. ej., “Acabas de salir de la escuela. Un niño más pequeño que tú te tira una piedra que te pega en la cabeza. ¿Tú qué harías?”). A cada una de las situaciones le siguen tres alternativas (agresión: “Darle una buena ‘paliza’ para que se ‘entere’ de lo que duele”; asertividad: “Regañarlo diciéndole que tirar piedras a la cabeza de las personas es muy peligroso”, y sumisión: “Ignorarlo”), presentadas en contraposición (asertividad frente a agresividad, asertividad frente a sumisión, y sumisión frente a agresividad), de manera que están obligados a comparar y elegir la mejor alternativa. En este estudio se ha utilizado la versión reducida de seis preguntas, que dan lugar a dieciocho respuestas. Las puntuaciones totales para cada subescala (asertividad, agresividad y sumisión), oscilan entre 0 y 12 puntos. En la presente investigación la consistencia interna de cada subescala ha sido examinada por la fórmula Kuder-Richardson (K-R 20) para respuestas dicotómicas. Los valores fueron los siguientes [entre paréntesis se recogen los valores obtenidos por Bredemeier (1994); también con una versión reducida del cuestionario]: asertividad = .60 (.54), agresividad = .82 (.80) y sometimiento = .63 (.58).

Tendencias de acción asertiva, agresiva y de sumisión en el deporte. Se utilizó la versión traducida al español por Cecchini et al. (2009) del SCATS (Sport Children’s Action Tendency Scale), que plantea dilemas morales sobre actitudes y comportamientos de estas mismas variables en situaciones específicas del deporte (Bredemeier, 1994). La estructura es la misma que la Escala de las Tendencias de Acción de los Niños (CATS). El participante tiene que responder a preguntas que también implican situaciones conflictivas (“Eres el corredor más rápido de tu escuela. Un muchacho nuevo llega a la escuela y presume de que te puede vencer sin dificultad. Decides competir con él. Casi al final de la carrera tú vas delante, pero entonces te tuerces el tobillo. ¿Tú qué harías?”). A cada una de las situaciones le siguen tres alternativas (agresión: “Usaría mis codos para mantenerlo detrás de mí y de esa manera poderle ganar”; asertividad: “Pararía y lo retaría a una nueva carrera cuando mi tobillo se mejore”, y sumisión: “Terminaría la carrera lo mejor que pudiera y no le hablaría a nadie sobre mi tobillo”), presentadas en contraposición (asertividad frente a agresividad, asertividad frente a sumisión, y sumisión frente a agresividad). Las puntuaciones totales para cada subescala oscilan entre 0 y 20 puntos. Los valores Kuder-Richardson para respuestas dicotómicas fueron los siguientes (entre paréntesis se recogen los valores de la escala original): asertividad = .72 (.68), agresividad = .89 (.85) y sometimiento = .69 (.66). 

Estilo interpersonal del entrenador. Para evaluar las percepciones de las deportistas sobre el estilo de instrucción de sus entrenadores se utilizó el Coaches’ Interpersonal Style Questionnaire (Pulido et al., 2017). Este instrumento consta de 24 ítems diseñados para evaluar las percepciones que tienen los deportistas sobre los comportamientos de apoyo y frustración de sus entrenadores hacia las necesidades psicológicas de los deportistas. Las preguntas van precedidas de la raíz «Durante las prácticas, nuestro entrenador…». La escala está formada por seis factores (cuatro ítems por factor): Apoyo de autonomía (p. ej., «… nos pregunta a menudo sobre nuestras preferencias con respecto a las actividades/tareas a realizar»), Apoyo de competencia
(«… nos propone ejercicios ajustados a nuestro nivel para que podamos hacerlos bien»), Apoyo de relación («… fomenta en todo momento las buenas relaciones entre los compañeros de equipo»), Frustración de autonomía («… me impide tomar decisiones respecto al modo en que juego»), Frustración de competencia («… me propone situaciones que me hacen sentir incapaz»), y Frustración de relación («… en ocasiones me he sentido rechazado por él/ella»). Todas las respuestas fueron calificadas en una escala Likert de 5 puntos que van desde 1 (totalmente en desacuerdo) a 5 (totalmente de acuerdo). En el presente estudio, los valores alfa de Cronbach fueron respectivamente los siguientes: .72, .82, .80, .72, .87, y .75.

Procedimiento

Se obtuvo el consentimiento informado de los padres, entrenadores y presidentes de los clubes deportivos. Los cuestionarios eran anónimos y se aseguró a las deportistas que sus respuestas no estarían a disposición de sus entrenadores o padres. Todos los cuestionarios fueron completados bajo la supervisión de un investigador experimentado. Los datos se recogieron inmediatamente después de una sesión de entrenamiento. Los encuestados tardaron aproximadamente 30 minutos en cumplimentar los cuestionarios. Se contó con el permiso del Comité Ético de la Universidad de Oviedo.

Análisis de datos

Todos los datos fueron analizados utilizando el programa SPSS 24.0. Se utilizó el test de Kolmogorov-Smirnov (con la corrección Lilliefors) para contrastar si el conjunto de datos se ajustaba o no a una distribución normal. Usando un nivel de significación del 5% se llegó a la conclusión de que ninguna de las variables utilizadas en el presente estudio presentaba una distribución normal. Para determinar las diferencias entre los grupos (deportes de contacto versus deportes de no contacto) de las variables objeto de estudio se utilizó la prueba de Kruskal-Wallis. Las correlaciones bivariadas se establecieron mediante la prueba Rho de Spearman. Para determinar si el deporte (contacto, no contacto) se relacionaba con el razonamiento moral en el deporte, independientemente del razonamiento moral en general, se confeccionaron diferentes modelos lineales generalizados (MLG), tomando como variable dependiente el razonamiento moral de las deportistas sobre los comportamientos (a) asertivos, (b) agresivos, y (c) de sumisión en el deporte, y como variables predictoras el tipo de deporte (contacto, no contacto), y el razonamiento de las deportistas sobre los comportamientos (a1) asertivos, (b1) agresivos y (c1) de sumisión en otros contextos de la vida cotidiana. Asimismo, para conocer la relación entre el razonamiento moral y el apoyo/frustración de las necesidades psicológicas básicas por parte del entrenador se fueron incluyendo en el modelo las seis dimensiones del cuestionario y todas sus posibles interacciones. Como variable de contraste también se incluyó la edad. El MLG establece cómo la variable dependiente se relacionaba con los factores y las covariables mediante una determinada función de enlace. Además, el modelo permite que la variable dependiente tenga una distribución no normal. En la construcción del MLG, la incorporación de los distintos factores y covariables se hizo hasta que no se obtuvo una mejora significativa en el modelo. Las variables no significativas fueron excluidas del modelo para evitar una parametrización excesiva que diluyera otros efectos (Punsly y Deriso, 1991). El modelo más apropiado fue aquel que minimizara la desviación residual. En el caso de que existiera heterocedasticidad en los residuos del modelo utilizamos la opción del estimador robusto. Para la interpretación de los resultados se tuvo en cuenta el test ómnibus (si no resulta significativo, el análisis termina). A continuación, se valoró las medidas de bondad de ajuste, basadas en desviación y valores de AIC. 

Resultados  

Diferencias entre grupos

Las participantes mostraron diferencias estadísticamente significativas entre sí en seis variables en función del tipo de deporte practicado. Las practicantes de deportes de contacto puntuaron más alto en las tendencias de acción agresiva en el deporte y en otros contextos, y más bajo en las tendencias de acción asertiva y de sumisión en el deporte que las deportistas que practicaban deportes en los que no hay contacto físico con las adversarias (Tabla 1). Como el razonamiento sobre tendencias de acción se cuantificó con base en preguntas dicotómicas, se pudo concluir que el grupo de deportistas que practicaban deportes de contacto presentaba niveles más bajos de razonamiento moral que las deportistas que practicaban deportes en los que no hay contacto físico entre los participantes. También se observó que las practicantes de deportes en los que no hay contacto físico percibían un mayor grado de apoyo de las necesidades psicológicas básicas de competencia y de relación por parte de su entrenador. En las Figuras 1 y 2 se observa una clara tendencia más adaptativa en el grupo de deportistas que no practican deportes de contacto, tanto en razonamiento moral como en apoyo/frustración de las necesidades psicológicas básicas por parte del entrenador, salvo en frustración de autonomía.

Tabla 1

Análisis descriptivos y diferencias entre grupos (deportes de contacto versus deportes de no contacto) de las variables objeto de estudio. 

Ver Tabla

Figura 1
Ver a tamaño completo
Puntuaciones z de las variables de razonamiento moral en cada uno de los grupos. 
Nota: AsG = Asertividad General, AsD = Asertividad en el deporte, AgG = Agresividad General, AgD = Agresividad en el deporte, SuG = Sumisión General, SuD = Sumisión en el deporte. 
Figura 2
Ver a tamaño completo
Puntuaciones z de apoyo/frustración de las necesidades psicológicas básicas de las deportistas por parte del entrenador, en cada uno de los grupos. 
Nota: AA = Apoyo a la Autonomía, AC = Apoyo a la Competencia, AR = Apoyo a la relación, FA = Frustración de Autonomía, FC = Frustración de Competencia, FR = Frustración de Relación. 

Tabla 2

Correlaciones bivariadas.

Ver Tabla

Correlaciones bivariadas

Tanto en el contexto deportivo como en la vida en general las correlaciones más altas entre las tres variables que miden las tendencias de acción se dieron entre sumisión y agresividad. Las tres tendencias de acción en la vida cotidiana correlacionaron positivamente con la variable correspondiente en el deporte, aunque la agresividad fue la que mostró una correlación más elevada. En el deporte, estas mismas dimensiones mostraron un mayor grado de correlación con las variables que miden el apoyo/frustración de las necesidades psicológicas básicas por parte del entrenador, salvo la variable sumisión, que no mostró ninguna relación en el contexto deportivo. También se observó una mayor correlación en el contexto deportivo de la asertividad y la agresividad (en negativo y en positivo, respectivamente) con las variables que miden la frustración de las necesidades psicológicas básicas.

Modelos lineales generalizados

En la tabla 3 se presentan los resultados de los MLG tomando como variable respuesta la asertividad en el deporte. La prueba ómnibus resultó significativa (x2 = 50.146 (4), p < .001). En su conjunto el modelo explica un 17% de la varianza. En el modelo 2 se observa que, en presencia de la asertividad en el deporte, el tipo de deporte continúa siendo una variable significativa, aunque explica un porcentaje muy bajo de la varianza. En el modelo 3 se incluye la variable frustración de competencia, que incrementa en un 8% la varianza explicada. Por último, en el modelo 4 se incorpora la frustración de relación, que explica un 2% más de la varianza. En consecuencia, el razonamiento moral sobre la asertividad en el deporte es explicado por la asertividad en general, el tipo de deporte que se practica (menos asertividad en los deportes de contacto), y la frustración de las necesidades psicológicas básicas de competencia y de relación por parte del entrenador.

Tabla 3

Modelos lineales generalizados tomando como variable dependiente la asertividad en el deporte.

Ver Tabla

Los resultados de los MLG tomando como variable respuesta la agresividad en el deporte se recogen en la Tabla 4. La prueba ómnibus resultó significativa (x2 = 111.45 (3), p < .001). En su conjunto el modelo explica un 34% de la varianza. En el modelo 2 se observa que, en presencia de la agresividad general, el tipo de deporte continúa siendo una variable significativa, aunque explica un porcentaje bajo de la varianza. En el modelo 3 se incorpora la variable frustración de competencia. En definitiva, el razonamiento moral sobre la agresividad en el deporte viene determinado por la agresividad en general, el tipo de deporte que se practica (mayor agresividad en los deportes de contacto), y la frustración de la necesidad psicológica básica de competencia por parte del entrenador.

Tabla 4

Modelos lineales generalizados tomando como variable dependiente la agresividad en el deporte.

Ver Tabla

Tabla 5

Modelos lineales generalizados tomando como variable dependiente la sumisión en el deporte.

Ver Tabla

En la prueba ómnibus, los resultados del MLG tomando como variable respuesta la sumisión en el deporte resultó significativa (x2 = 48.390 (2), p < .001). El modelo 2 explica un 16% de la varianza. En este modelo se observa que, en presencia de la sumisión general, el tipo de deporte deja de ser una variable significativa.

Discusión 

Los resultados del estudio permiten aceptar que, en mujeres jóvenes deportistas, existen diferencias en las tendencias de acción asertiva, agresiva y de sumisión en el deporte en función del tipo de actividad deportiva que practican (contacto, no contacto). Las participantes en deportes de contacto medio-alto mostraron una puntuación significativamente más alta en las tendencias de acción agresiva que las participantes en deportes en los que no existe contacto físico, mientras que estas mostraron niveles significativamente más elevados en las tendencias asertivas y de sumisión. Tal y como se midieron estas variables en la presente investigación, se puede afirmar que las participantes en deportes de no contacto muestran un razonamiento más maduro sobre dilemas morales de tendencias de acción en el deporte que las participantes en deportes de contacto medio-alto. Este resultado es consecuente con lo observado en niños (Bredemeier et al., 1986) y en deportistas universitarios (Cecchini et al., 2007; Priest et al., 1999), y contradice lo observado por Proios et al. (2004) en una población mucho más heterogénea.

Los resultados obtenidos no fueron tan concluyentes cuando se analizaron las tendencias de acción en otros contextos de la vida cotidiana. Si bien se observan diferencias en los niveles de agresividad (mayor puntuación en las participantes de deportes de contacto, p < .05), no aparecen ni en asertividad ni en sumisión. Para tratar de entender cómo se relacionan estas variables entre sí (tendencias de acción en el deporte y en otros contextos) y abordar el segundo objetivo del estudio, se realizaron correlaciones bivariadas y se testaron diferentes modelos (MLG). Las correlaciones bivariadas entre las tres tendencias de acción en la vida cotidiana con la variable correspondiente en el deporte se mostraron de bajas (asertividad) a moderadas (agresividad), lo que determina que son relativamente independientes. Esto se confirma cuando se diseñan los primeros MLG tomando como variables resultado las tres dimensiones de tendencias de acción en el deporte y como variables independientes el tipo de deporte y la correspondiente tendencia de acción en la vida cotidiana (modelos 2). Tanto en la tendencia de acción asertiva como agresiva el tipo de deporte sigue siendo un predictor significativo. Es decir, que el tipo de deporte (contacto, no contacto), predice las tendencias de acción asertiva y agresiva en el deporte en presencia de las tendencias de acción asertiva y agresiva en otros contextos (rasgo). En sumisión no se observan estos resultados, creemos que por el modo en que se han medido estas variables.

Cuando en los modelos se incluye el apoyo/frustración de las necesidades psicológicas básicas por parte del entrenador, la variable con mayor poder explicativo, tanto en las tendencias de acción asertiva como agresiva, es la frustración de competencia. Esto es consistente con lo observado por Shields et al. (2016) en la relación entre la orientación de competencia y la deportividad. También la relación entre la frustración y la agresividad está ampliamente documentada. Los resultados son también consistentes con los observados en la relación que mantiene el apoyo-frustración de las necesidades psicológicas básicas con la victimización (Menéndez-Santurio et al., 2020), y el comportamiento antisocial con el adversario (Delrue et al., 2017). 

Por último, el modelo 4 en la predicción de la tendencia asertiva en el deporte incluye también la variable frustración de relación en negativo. Teniendo en cuenta que la asertividad es una habilidad de comunicación interpersonal y social, parece lógico pensar que también se vincule a los procesos de relación social. Los pasos 3 y 4 disminuyen el poder explicativo del tipo de deporte sobre las variables resultado, pero no lo anulan, por lo que no pueden explicar totalmente la relación.

El presente estudio tiene algunas limitaciones. La primera es que se basa en una aproximación transversal que no puede dar cuenta de las relaciones causa-efecto. La segunda es que las variables utilizadas no explican en toda su magnitud la relación entre el tipo de deporte y las tendencias de acción en el deporte. Así mismo, una tercera limitación es el hecho de haber realizado una medición dicotómica. Por todo ello, estimamos que se deberían realizar nuevos estudios longitudinales y experimentales que abordaran la explicación de esta relación a partir de la incorporación de nuevas variables como el respeto, la responsabilidad personal, la deportividad o el compañerismo.

Financiación

Este trabajo ha sido subvencionado por la empresa Fundación Cespa – Proyecto Hombre (Ayuntamiento de Oviedo).

Referencias

[1] Bredemeier, B. J. (1994). Children’s moral reasoning and their assertive, aggressive, and submissive tendencies in sport and daily life. Journal of Sport & Exercise Psychology, 16(1), 1-14.

[2] Bredemeier, B. J., & Shields, D. (1984). Divergence in moral reasoning about sport and everyday life. Sociology of Sport Journal, 1, 348-357. http://dx.doi.org/10.1123/ssj.1.4.348

[3] Bredemeier, B. J., & Shields, D. L. (1986). Moral growth among athletes and nonathletes: A comparative analysis. The Journal of Genetic Psychology: Research and Theory on Human Development, 147(1), 7–18. http://dx.doi.org/10.1080/00221325.1986.9914475

[4] Bredemeier, B. J., Weiss, M., & Shields, D. (1986). The relationship of sport involvement with children’s moral reasoning and aggression tendencies. Journal of Sport Psychology, 8, 304-318. http://dx.doi.org/10.1123/jsp.8.4.304

[5] Cecchini, J. A., González, C., Alonso, C., Barreal, J. M., Fernández, C., García, M., Llaneza, R., & Nuño, P. (2009). Repercusiones del Programa Delfos sobre los niveles de agresividad en el deporte y otros contextos de la vida diaria. Apunts Educación Física y Deportes, 2, 34-41.

[6] Cecchini, J. A., González, C., & Montero, J. (2007). Participación en el deporte y fair play. Psicothema, 19, 57-64. https://www.redalyc.org/pdf/727/72719109.pdf

[7] Cecchini, J. A., Méndez-Giménez, A., & Fernández-Río, J. (2014). Metapercepciones de competencia de terceros significativos, competencia percibida, motivación situacional y orientaciones de deportividad en jóvenes deportistas. Revista de Psicología del Deporte, 23(2), 285-293.

[8] Chantal, Y., Robin, P., Vernat, J. P., & Bernache-Assolant, I. (2005). Motivation, sportspersonship and athletic aggression: a mediational analysis. Psychology of Sport and Exercise, 6, 233-249. http://dx.doi.org/10.1016/j.psychsport.2003.10.010

[9] Delrue, J., Vansteenkiste, M., Mouratidis, A., Gevaert, K., Vande Broek, G., & Haerens, L. (2017). A game-to-game investigation of the relation between need-supportive and need-thwarting coaching and moral behavior in soccer. Psychology of Sport and Exercise, 31, 1-10. http://dx.doi.org/10.1016/j.psychsport.2017.03.010

[10] Deluty, R. H. (1979). Children’s Action Tendency Scale: A self-report measure of aggressiveness, assertiveness, and submissiveness in children. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 47(6), 1061–1071. http://dx.doi.org/10.1037/0022-006X.47.6.1061

[11] Fruchart, E., & Rulence-Paques, P. (2014). Condoning aggressive behaviour in sport: A comparison between professional handball players, amateur players, and lay people. Psicologica, 35, 585–600. http://hdl.handle.net/20.500.12424/902104

[12] Kavussanu, M., & Ntoumanis, N. (2003). Participation in sport and moral functioning: Does ego orientation mediate their relationship? Journal of Sport and Exercise Psychology, 25, 1-18. http://dx.doi.org/10.1123/jsep.25.4.501

[13] Kavussanu, M., Roberts, G. C., & Ntoumanis, N. (2002). Contextual influences on moral functioning of college basketball players. The Sport Psychologist, 16(4), 347 – 367. http://dx.doi.org/10.1123/tsp.16.4.347

[14] Martin, E. M., Gould, D., & Ewing, M. E. (2017). Youth’s perceptions of rule-breaking and antisocial behaviours: Gender, developmental level, and competitive level differences. International Journal of Sport and Exercise Psychology, 15(1), 64-79. http://dx.doi.org/10.1080/1612197X.2015.1055289

[15] Menéndez-Santurio, J. I., Fernández-Río, J., Cecchini, J. A., & González-Villora, S. (2020). Conexiones entre la victimización en el acoso escolar y la satisfacción-frustración de las necesidades psicológicas básicas de los adolescentes. Revista de Psicodidáctica. http://dx.doi.org/10.1016/j.psicod.2019.11.002

[16] Miller, B. W., Roberts, G., & Ommundsen, Y. (2004). Effect of perceived motivational climate on moral functioning, team moral atmosphere perceptions, and the legitimacy of intentionally injurious acts among competitive youth football players. Psychology of Sport and Exercise, 20, 1–17. http://dx.doi.org/10.1016/j.psychsport.2004.04.003

[17] Nascimento Junior, J. R., Silva, E. C., Freire, G. L. M., Granja, C. T. L., Silva, A. A., & Oliveira, D. V. (2020). Athlete’s motivation and the quality of his relationship with the coach. Apunts Educación Física y Deportes, 142, 21 28. https://doi.org/10.5672/apunts.2014-0983.es.(2020/4).142.03

[18] Ntoumanis, N., Barkoukis, V., Gucciardi, D. F., & Chan, D. K. C. (2017). Linking coach interpersonal style with athlete doping intentions and doping use: a prospective study. Journal Sport and Exercise Psychology 39, 188–198. http://dx.doi.org/10.1123/jsep.2016-0243

[19] Priest, R. F., Krause, J. V., & Beach, J. (1999). Four-year changes in college athletes’ ethical value choices in sports situations. Research Quarterly for Exercise and Sport, 70, 170–178. http://dx.doi.org/10.1080/02701367.1999.10608034

[20] Proios, M., Doganis, G., & Athanailidis, I. (2004). Moral development and form of participation, type of sport, and sport experience. Perceptual and Motor Skills, 99, 633-642. http://dx.doi.org/10.2466/pms.99.2.633-642

[21] Pulido, J. J., Sánchez-Oliva, D., Leo, F. M., Sánchez-Cano, J., & García- Calvo, T. (2017). Development and validation of Coach’s Interpersonal Style Questionnaire (CIS-Q). Measurement in Physical Education and Exercise Science, 1–13.

[22] Rutten, E. A., Schuengel, C., Dirks, E., Stams, G. J. J., Biesta, G. J., & Hoeksma, J. B. (2011). Predictors of antisocial and prosocial behavior in an adolescent sports context. Social Development, 20(2), 294-315. http://dx.doi.org/10.1111/j.1467-9507.2010.00598.x

[23] Shields, D. L., Funk, C. D., & Bredemeier, B. L. (2016). Conceptual metaphors and prosocial behavior. Psychology of Sport and Exercise, 27, 213-221. https://doi.org/10.1016/j.psychsport.2016.09.001

[24] Shrout, M. R., Voelker, D. K., Munro, G. D., & Kubitz, K. A. (2017). Associations between sport participation, goal and sportspersonship orientations, and moral reasoning. Ethics & Behavior, 27(6), 502-518. http://dx.doi.org/10.1080/10508422.2016.1233494

[25] Vallerand, R. J., Deshaies, P., & Cuerrier, J. P. (1997). On the effects of the social context on behavioral intentions of sportsmanship. International Journal of Sport Psychology, 28(2), 126-140.

[26] Wagnsson, S., Stenling, A., Gustafsson, H., & Augustsson, C. (2016). Swedish youth football players’ attitudes towards moral decision in sport as predicted by the parent-initiated motivational climate. Psychology of Sport and Exercise, 25, 110–114. http://dx.doi.org/10.1016/j.psychsport.2016.05.003

ISSN: 2014-0983

Recibido: 20 de septiembre de 2021

Aceptado: 17 de febrero de 2022

Publicado: 1 de julio de 2022