Abstract

La publicación de este monográfico “La Educación Física: una pedagogía renovadora” no ha estado exenta de problemas, sobre todo de aquéllos derivados del atipismo de un conjunto tan amplio de colaboraciones. Creemos sin embargo, que el esfuerzo ha valido la pena, especialmente, por reunir en una publicación tan diversos puntos de vista aportados por profesionales de ámbitos diferentes, tanto geográficos como académicos, pertenecientes a la Educación Física, pero que en todos ellos converge la idea de que tratamos de una disciplina que alcanza su verdadera dimensión como quehacer pedagógico. Sin duda aparecen en estas páginas razones, experiencias y propósitos controvertidos, tal vez polémicos, pero lejos de parecer axiomáticos la razón última de su publicación no ha sido otra que la de implicar la crítica y auspiciar un debate, que esperamos vea pronto la luz en próximas colaboraciones a través de ésta o de otras publicaciones. Agitar los sedimentos de una disciplina que merece superar la apariencia de lo obvio y la inmediatez de lo real, construyendo aproximaciones que interpreten tanto constructos racionales como praxis experimentales, es ética obligada para todos los que nos dedicamos a ella con ansias de aprender y progresar. Salvados los problemas legales y administrativos que obturaban la normalización de esta disciplina dentro del sistema educativo, tan sólo a falta de la posibilidad de que se acceda a la especialidad en la EGB mediante una oposición específica en Educación Física, la creación de la especialidad en las escuelas universitarias del profesorado de EGB o la integración definitiva de los INEF en la Universidad, las reivindicaciones se vuelven endógenas, hacia nosotros, respecto de nuestra responsabilidad por crear un corpus de conocimiento que otorgue identidad y originalidad a la Educación Física. La particularidad de nuestra dedicación centrada en la acción motriz no debe inducir al error de subrogar la responsabilidad de discursos epistemológicos y axiológicos a sesudos racionalistas. La praxis y la teorética son un flujo constante que se intercambia información basal y cíclica y cuya pertinencia está en la esencia misma de nuestra existencia como disciplina.