Abstract

La competición deportiva en las categorías de élite exige cada vez un mayor rendimiento. Este hecho nos obliga a la realización de un entrenamiento cada vez más específico. En el ámbito del baloncesto, esto se manifiesta en varias de las áreas que componen la totalidad del entrenamiento, y de una forma especial en la importancia que se da a la preparación física que, en un corto período de tiempo, ha pasado de estar prácticamente olvidada y abandonada a ocupar un rango de actividad básica. Esto se manifiesta al comprobar que prácticamente todos los equipos, con independencia de la categoría a que pertenezcan, incluyen en sus planes de entrenamiento la preparación física como parte del mismo, y en muchos casos encomiendan el desarrollo de dicha labor a técnicos especialistas, como son los preparadores físicos. Aun siendo esto un gran avance que representa un gran beneficio general para todos los jugadores, al proporcionarles un desarrollo más equilibrado y armónico, también representa una mejoría en la calidad del espectáculo deportivo. Lo hecho hasta aquí, representa un gran avance para el baloncesto, pero necesitamos seguir progresando, para lo cual se requiere la aportación de nuevos elementos que contribuyan a ello. Hasta la actualidad, la preparación física del jugador de baloncesto se está haciendo tomando como base los conocimientos que al entrenamiento deportivo han proporcionado, fundamentalmente, deportes como el atletismo, la natación y la halterofilia, todos ellos deportes considerados cíclicos, es decir, de un tipo de esfuerzo claramente delimitado, dado que su desarrollo tiene todos sus parámetros (de distancias a recorrer, carga a soportar, tiempo a emplear y posible ritmo de ejecución) claramente definidos o con variaciones muy limitadas. Al ser el baloncesto un deporte de los considerados acíclicos, es decir, de los que el tipo de esfuerzo que se exige de él puede presentar grandes variaciones, al no estar claramente determinado ni el número de acciones a realizar, ni las distancias a recorrer y, lo que es más importante aún, el ritmo en que se producen las acciones y se recorren las distancias, resulta fácil comprobar la absoluta necesidad de realizar estudios de campo o experimentales que nos aproximen al conocimiento de la realidad del esfuerzo que exige este deporte y, a partir de aquí, realizar un entrenamiento específico de la preparación física.