Abstract

“El deporte debería convertirse en una fuerza motriz para los disminuidos a fin de hacerles recuperar el contacto con lo que les rodea y, así, conseguir su reconocimiento como ciudadanos iguales y respetados” (Guttman, 1976, 16). En esta afirmación se pone de relieve el papel del deporte en la vida de una persona con alguna incapacidad, y se enfatizan las importantes ventajas sociales que conlleva la participación en actividades físicas adaptadas y en el deporte.
Dieciséis años después, en la celebración del Congreso Paralímpico que tuvo lugar en Barcelona en 1992, el presidente del COI (Comité Olímpico Internacional), Joan Antoni Samaranch, informó de lo siguiente en relación a los cambios de las reglas del COI en cuanto a los paralímpicos: “Estamos a punto de acabar el borrador del contrato para las villas olímpicas que quieran ser sede de los juegos del año 2000. Hay seis ciudades candidatas en todo el mundo. Intentaremos establecer una condición por la cual recomendaremos que la ciudad que tenga la suerte de ser elegida para ser la sede de los juegos del año 2000 también se vea obligada a organizar los paralímpicos unas semanas después (como en el caso de los XI Juegos)” (Samaranch, 1993, 712). Continuó hablando sobre el gran impacto que esto suponía para los atletas con incapacidades: “El éxito de los paralímpicos de Barcelona también servirá para demostrar la importancia de la práctica de los deportes para las personas que sufren alguna disminución. No sólo es importante para su estado físico, sino también para su salud mental” (Samaranch, 1993, 712).
No hay duda de que está aumentando la conciencia de la importancia de que las personas con incapacidades participen en actividades físicas adaptadas y en el deporte a efectos de rehabilitación y terapia tanto en el ámbito escolar, en el ámbito de la rehabilitación, en ámbito del ocio y en el ámbito de deportes de competición.