Abstract

Se entiende por supervivencia “aquella situación en la que una o varias personas tienen que subsistir con los recursos que le proporciona la Naturaleza, manteniéndose las condiciones físicas y psíquicas que les permitan seguir viviendo” (Vázquez, 1980). El hombre de la sociedad altamente tecnificada, acostumbrado a que se le facilite todo con sólo apretar un botón o abrir un frigorífico, con un nivel alto de estrés, encuentra insuficiente la relajación entre las paredes de una sala con televisión o de un gimnasio y desea saltar los muros de la ciudad en busca de experiencias en la naturaleza para descubrirla, encontrarse a sí mismo y disfrutar vivencias nuevas. En la supervivencia, como norma primitiva de vida, puede hallar lo que busca, pasar del hormigón al musgo, del edificio a la choza, de la masa al pequeño grupo, del ordenador a la flecha, del frigorífico al ahumado, de la pista a la trepa y, sobre todo, a descubrir aspectos de la personalidad y de relaciones dentro del grupo, que afloran especialmente en estas situaciones.