Abstract

No podré nunca olvidar lo que José María Cagigal significó durante mi formación, tanto cuando fui discipulo suyo durante mis estudios en el INEF, como con posterioridad a través de sus escritos y de nuestros esporádicos encuentros. Un gran honor también porque en cierta medida ostento la representación de los compañeros del departamento de deportes de la casa en la celebración de este acto. Me produce una gran satisfacción, no ajena de cierta responsabilidad, el poderme dirigir a estudiantes que no han tenido la suerte de ser discípulos directos de Don José Maria e intentar transmitirles un mensaje de las ideas de Cagigal sobre la pedagogía de los deportes. Para Cagigal el deporte se presenta como una forma de comportamiento humano que representa una importante faceta de la realidad compleja de las persona, entendida ésta como una unidad psicosomática. La mayor parte de su obra está centrada en estudiar, analizar, profundizar en todo lo que tras la palabra deporte se esconde. Muchas conferencias, artículos, comunicaciones, libros, intentando aclarar ideas, establecer nuevos conceptos, muchas investigaciones dirigidas a encontrar los porqués de la actividad deportiva en las profundas raíces del ser humano. Uno de los grandes logros de José Maria Cagigal, quizás su mayor logro, haya sido el de contribuir cualitativamente a la superación de barreras decimonónicas que sobre la educación y la cultura existían. Su aportación ayudó a que la generalidad de los españoles dejaran de hablar del deporte, del ejercicio físico como algo vulgar, bajo, poco elevado para la práctica de la persona culta. Cagigal aportó datos, elaboró teorías, sentando las bases antropofilosóficas del deporte, elevando lo que era vulgar actividad de un cuerpo sudoroso propio de gentes poco cultas a una forma noble de manifestación del ser humano. A este respecto, en su último libro “¡Oh deporte!, anatomia de un gigante”, prologado por el actual presidente del COI J.A. Samaranc dice en el prólogo: “Se adelanta el autor en un análisis psicológico de la conducta deportiva, pretende desentrañar los últimos porqués del hombre que practica deporte y no vacila para ello en entrar en una incursión paleontropológica”.