Abstract

En los últimos años, los avances en la formación científica y técnica del hombre han mostrado también todas o muchas de sus deficiencias, en los propios programas de formación, sobre todo, en relación al concepto ofertademanda. En muchas ocasiones, los estudios cuando comienzan a estar asentados se convierten en obsoletos por los propios cambios sociales.
El mundo de la actividad física no es ajeno a estos problemas y el de la actividad acuática, en este caso, tampoco. Hace años que muchos profesionales están tratando el tema de los diferentes campos de incidencia de la actividad acuática, sea competitivo, utilitario, recreativo, etc. Uno que siempre ha quedado un poco al margen, o en un estado de teoría o semiteoría, es el de la llamada natación educativa escolar.
Se han realizado trabajos, jornadas, seminarios, etc., pero la aplicación práctica siempre, o en la mayoría de los casos, ha quedado diluida. Podríamos decir que las causas de esta situación son un cúmulo de circunstancias: la falta de infraestructura, falta de programas reales, etc. Problemas que gracias a la buena voluntad de muchos técnicos y profesores han quedado relativamente paliados, no en cuanto a programas en general sino en la mayoría de ocasiones en pequeñas modificaciones de la propia clase diaria.
El profesor vinculado al medio acuático se encuentra siempre de frente con la natación utilitaria y como siguiente paso con la iniciación al deporte competitivo, natación en este caso. Posiblemente dicho profesor piense, en muchas ocasiones, que debe hacer algo más que el simple cursillo, aprender a nadar o la iniciación a los estilos.
Quizás lleguemos a la conclusión de que no se debe hacer otra cosa o que el problema radica en la formación del profesorado, dirigida a un deporte concreto o por el contrario tan inespecífica que no le permite profundizar en los temas más complejos y le imposibilita para realizar programas con cierto rigor y fundamento.