Características psicológicas relacionadas con el deporte: diferencias entre deportistas con y sin discapacidad
*Correspondencia: Haney Aguirre-Loaiza haney.aguirre@gmail.com
Citación
Barbosa-Granados, S., Aguirre-Loaiza, H., Arenas-Granada, J., Urrea-Cuéllar, Á., Hernández Roldán, R., Quiñonez, J., Parra-Tijaro, J., Herrera-Agudelo, L., & Nanez, J. (2024). Psychological characteristics related to sport: differences between disabled and able-bodied athletes. Apunts Educación Física y Deportes, 156, 19-29. https://doi.org/10.5672/apunts.2014-0983.es.(2024/2).156.03
Resumen
El estudio de los deportes adaptados y de la psicología del deporte ha cobrado una gran importancia, tanto para el público en general como para la comunidad científica. Sin embargo, existe un número limitado de estudios que comparen las características psicológicas de los deportistas con discapacidad (DCD) y los deportistas sin discapacidad (DSD). Los objetivos de este estudio eran: (1) comparar las características psicológicas entre DCD y DSD; y (2) analizar la competencia deportiva (inexpertos frente a expertos) y el tipo de deporte (individual frente a deportes en equipo). Se realizó un estudio cuantitativo con un diseño asociativo-comparativo, en el que participaron 200 deportistas de ambos sexos (Medad = 28.6 ± 10.2). Del total de participantes, 88 eran DCD (Medad = 34.7 ± 10.7) y 114 eran DSD (Medad = 23.8 ± 6.6). Los resultados, obtenidos mediante ANOVA factorial, revelaron que los DCD están más motivados y muestran una mejor cohesión de equipo en comparación con los DSD. Los resultados conservaron su coherencia aun teniendo en cuenta la competencia y el tipo de deporte. Estos resultados contribuyen a concienciar sobre las opiniones sesgadas o estereotipadas y a promover una mayor participación deportiva dentro de la comunidad de DCD. En conclusión, existen diferencias en la motivación y la cohesión de equipo en favor de los DCD.
Introducción
Los Juegos Paralímpicos han recibido una cobertura mediática más amplia que en años anteriores, pero sigue habiendo lagunas que dificultan la participación de las personas con discapacidad en actividades físicas y deportivas (Burns et al., 2019; Smith et al., 2016). En relación con el corpus de estudios realizados sobre deportistas sin discapacidad, son pocos los estudios que se han llevado a cabo en diversas disciplinas científicas sobre la interacción de las personas con discapacidad, dentro del contexto de la actividad física y el deporte. La psicología del deporte es un área que ha recibido una atención relativamente baja (Burns et al., 2019; Martin et al., 2020; Smith et al., 2016). Si bien existen algunos estudios pioneros sobre la psicología del deporte y las personas con discapacidad (Henschen et al., 1992; Sherrill, 1990; Sherrill y Rainbolt, 1988), el panorama actual se caracteriza por una tendencia prometedora. La perspectiva actual invita al optimismo, gracias al auge de la investigación dedicada a la intersección entre el deporte y las personas con discapacidad (Marín-Suelves y Ramon-Llin, 2021).
Las personas con discapacidad suelen practicar deportes para fomentar los vínculos sociales y disfrutar de más oportunidades de socialización (Aitchison et al., 2022). Algunos estudios previos han indicado que la participación en deportes adaptados se asocia a una mejora de la calidad de vida y de la identidad como deportista (Groff et al., 2009), lo que ayuda a combatir los estereotipos negativos ligados a la discapacidad (Kittson et al., 2013). Asimismo, el entorno deportivo facilita las conexiones sociales y la integración, lo cual conduce a una sensación de libertad y a un cambio de paradigmas con respecto a los estereotipos (Aitchison et al., 2022; McVeigh et al., 2009). Existen otros efectos beneficiosos importantes, como la mejora del nivel general de salud y bienestar (Aitchison et al., 2022). Por ejemplo, las personas con discapacidad que practican deporte, independientemente de su nivel competitivo, manifiestan una mayor calidad de vida en comparación con las que no lo hacen (Groff et al., 2009). Además, la práctica deportiva se relaciona con una reducción de los síntomas de cambios de humor, ansiedad y depresión en comparación con los síntomas de las personas con discapacidad que no hacen deporte (Tasiemski y Brewer, 2011). El deporte desempeña un papel en el fomento de la autoconfianza, la autoestima y el desarrollo de competencias (Smith y Sparkes, 2012), y promueve las estrategias de afrontamiento y la resiliencia (Lins et al., 2019).
Hasta la fecha, se han identificado numerosos efectos beneficiosos de la participación en deportes. Sin embargo, el índice de participación deportiva es significativamente inferior entre las personas con discapacidad respecto a las personas sin discapacidad (Zhang et al., 2021). La baja participación en deportes por parte de las personas con discapacidad puede achacarse a las diversas barreras a las que se enfrentan. Estas barreras incluyen factores como la falta de tiempo o motivación, las condiciones meteorológicas desfavorables, el apoyo inadecuado de los compañeros, las actitudes sociales negativas, el acceso limitado a la información sobre oportunidades para hacer deporte, los problemas secundarios que acarrea el dolor físico y las limitaciones por motivos de salud, los obstáculos estructurales del entorno, la falta de adaptación de los equipos e instalaciones deportivas, los problemas de transporte, las viviendas inaccesibles y la falta de apoyo cualificado de profesionales de las ciencias del deporte, entre otros (Jaarsma et al., 2014).
Existen diversos modelos teóricos que proporcionan marcos explicativos para comprender los niveles de participación y las barreras a las que se enfrentan las personas con discapacidad en el deporte (Martin et al., 2020). Por ejemplo, el modelo médico se centra en el individuo y considera la discapacidad una “enfermedad” o una afección médica. Por el contrario, los modelos sociales hacen hincapié en el papel del entorno. Estos modelos reconocen múltiples determinantes sociales, al tiempo que restan importancia a los factores personales. En este contexto, el modelo sociorrelacional propone que tanto los factores médicos (individuales) como los sociales pueden coexistir e influir en la participación en actividades físicas o deportivas por parte de las personas con discapacidad (Thomas, 2004). Así pues, el modelo sociorrelacional sugiere que la combinación de factores pertenecientes a los modelos médico y social conforma e integra las situaciones de la vida real (Martin et al., 2020).
Dadas las cuestiones que se han mencionado, el deporte sirve de modelo de referencia para la sociedad y reviste una importancia significativa para las personas con discapacidad. Por ende, la psicología del deporte emerge como un campo relevante para llevar a cabo estudios dentro de un modelo sociorrelacional integral (Martin et al., 2020). En este sentido, existe una interesante vía de investigación consistente en estudiar las características psicológicas que influyen en los factores individuales de los deportistas con discapacidad (DCD) en el contexto del deporte, la competición, la experiencia deportiva y las diversas formas de asociación (factores ambientales). Resulta de especial interés saber si existen diferencias en las características psicológicas relacionadas con el rendimiento entre los DCD y los deportistas sin discapacidad (DSD) (Hernández et al., 2021).
Las características psicológicas relacionadas con el deporte en DSD han sido ampliamente estudiadas utilizando diversos enfoques metodológicos (Arias et al., 2016). Asimismo, actualmente existe interés en examinar las características psicológicas distintivas entre los deportistas de élite y el resto de deportistas (Mitić et al., 2021). Se cree que la aplicación de estrategias psicológicas específicas dentro de los planes de entrenamiento permite alcanzar altos niveles de rendimiento durante las competiciones deportivas.
Por lo tanto, cabe suponer que el conjunto de conocimientos y estudios existentes sobre las características psicológicas que presentan los DSD también puede aplicarse a los DCD. Sin embargo, este enfoque plantea dos problemas principales. En primer lugar, esta suposición podría ser plausible, dado que las competiciones deportivas conllevan una gran exigencia en cuanto a habilidades y rasgos psicológicos. En consecuencia, puede plantearse la hipótesis de que, por término medio, los DSD y los DCD se enfrentan a exigencias físicas, técnicas, tácticas y psicológicas similares, aunque dentro de modalidades diferentes. Los DCD participan en exigentes ciclos olímpicos y tienen calendarios de competición comparables a las exigencias físicas y psicológicas a las que se enfrentan los DSD. Por otro lado, el segundo enfoque propone que existen diferencias en las características psicológicas entre DCD y DSD. Sugiere que existen ciertas variaciones hormonales y de comportamiento en los deportistas paralímpicos (Paulo-Pereira-Rosa et al., 2020). Esto podría atribuirse a las experiencias únicas de los DCD (Smith et al., 2016). Partiendo de esta perspectiva, un DCD no solo se enfrenta a las exigencias de la competición deportiva, sino que también encuentra retos distintos que van más allá de la mejora del rendimiento (Blumenstein y Orbach, 2015). Además, los estudios revisados no han tenido en cuenta la experiencia deportiva de los participantes ni el tipo de deporte que practican. En el presente estudio, la experiencia se operativiza como el número de años dedicados específicamente a la participación deportiva a nivel competitivo dentro de una disciplina concreta.
En consecuencia, las implicaciones prácticas de las intervenciones realizadas por psicólogos del deporte deben adaptarse al contexto de los DCD (Hanrahan, 2015). Sin embargo, escasean los estudios en psicología del deporte que comparen las características psicológicas y la actitud hacia el deporte en muestras de DCD en relación con DSD, a pesar de su importancia significativa para diseñar futuros estudios y fundamentar la práctica profesional (Gómez-Marcos y Sánchez-Sánchez, 2019; Szájer et al., 2019). Por lo tanto, existe una necesidad acuciante de investigar el comportamiento de los DCD, ya que esta exploración puede aportar información valiosa sobre la iniciación deportiva, además de la identificación y selección de nuevos talentos.
A partir de nuestra revisión de la bibliografía y del reconocimiento de la importancia de continuar explorando la investigación sobre los DCD, nuestro estudio persigue dos objetivos principales: 1. Comparar las características psicológicas (como el control del estrés, la influencia del rendimiento, la motivación, la habilidad mental y la cohesión de equipo) entre DCD y DSD; 2. Analizar la relación entre la competencia deportiva (inexpertos vs. expertos) y el tipo de deporte (individual vs. de equipo) en relación con las características psicológicas en DCD y DSD.
Metodología
Diseño y participantes
Se realizó un estudio cuantitativo no experimental. Participaron 202 deportistas: n = 88 DCD y n = 114 DSD. La selección de la muestra se realizó intencionalmente en varias ciudades de Colombia (Medellín, Armenia, Manizales y Cali). Los voluntarios son representativos de 19 disciplinas deportivas. La información sobre las variables sociodemográficas, el tipo de discapacidad y las variables deportivas se encuentra en las Tablas 1 y 2, respectivamente.
Tabla 1
Información descriptiva relativa a las variables sociodemográficas y al tipo de discapacidad.
Tabla 2
Características deportivas en deportistas con discapacidad (DCD) y deportistas sin discapacidad (DSD).
Instrumentos y medidas
Características psicológicas: Se empleó el cuestionario Características psicológicas del rendimiento deportivo (CPRD) (Gimeno y Pérez-Llantada, 2010). El CPRD presenta datos fácticos de validez de constructo con una varianza explicada del 63 % derivada de cinco factores (55 ítems): Control del Estrés (CE = 20 ítems), Influencia de la Evaluación del Rendimiento (IER = 12 ítems), Motivación (M = 8 ítems), Habilidad Mental (HM = 9 ítems) y Cohesión de Equipo (CHE = 8 ítems). Se ha demostrado que el coeficiente de fiabilidad de toda la escala es satisfactorio. El CPRD tiene un formato de respuesta de tipo Likert que evalúa el grado de conformidad desde 0 = “totalmente en desacuerdo” hasta 5 = “totalmente de acuerdo”. Para este estudio, el CPRD mostró una coherencia interna total adecuada (ω = .87, IC del 95 % [.85, .90 %]).
Los factores del CPRD se caracterizan por los siguientes aspectos: i) CE es la respuesta relacionada con las exigencias del entrenamiento-competición y las situaciones potencialmente estresantes; ii) IER es la respuesta ante situaciones en las que los deportistas evalúan su propio rendimiento o consideran que los están evaluando personas significativas; iii) M es el interés por mejorar cada día, la relación entre esfuerzo y recompensa, el reconocimiento por parte de otras personas; iv) HM es la capacidad de autoevaluación y autorregulación del nivel de activación, la visualización, la focalización atencional, el control de las cogniciones disfuncionales, el establecimiento de metas y la evaluación objetiva del propio rendimiento; v) CHE es la integración con el propio grupo deportivo, incluida la relación interpersonal con otros miembros del equipo, el nivel de satisfacción entrenando junto a otros deportistas, la actitud individualista en relación con el resto del grupo y la importancia del “espíritu de equipo”.
Variables sociodemográficas y deportivas: A través de un cuestionario ad hoc, exploramos los siguientes aspectos: (i) sexo; (ii) edad; (iii) experiencia deportiva (clasificada en intervalos de 2 años); (iv) competencia, que se computó en dos grupos: “inexperto” (≤ 4 años de experiencia deportiva) y “experto” (≥ 5 años de experiencia deportiva); (v) disciplina deportiva; (vi) tipo de deporte, que se clasificó como deporte individual o de equipo, y (vii) tipo de lesión en el caso de los DCD.
Análisis de los datos
El tratamiento de los datos se realizó con JASP®. Las variables dependientes fueron las características psicológicas relacionadas con el rendimiento (véase la sección de instrumentos y medidas). Las variables independientes de este análisis fueron la competencia deportiva y el tipo de deporte (individual vs. de equipo). La competencia se clasificó en dos grupos según la mediana de años de experiencia deportiva: inexpertos (Mdnaños < 4.0) y expertos (Mdnaños > 4.0). El análisis exploratorio de los datos no detectó ninguna ausencia de datos. Se mantuvieron los datos extremos y los valores atípicos. El análisis inferencial se llevó a cabo con las puntuaciones directas de las variables dependientes. El análisis descriptivo estimó medidas de frecuencia y porcentajes de las características sociodemográficas (véanse las Tablas 1 y 2). En cada uno de los grupos (DCD y DSD), se verificaron las hipótesis de distribución normal mediante la prueba de Shapiro-Wilk, y de homogeneidad con la prueba de Levene. Las pruebas de hipótesis se realizaron en dos etapas. En primer lugar, se compararon las medias de los dos grupos mediante la t de Student para muestras independientes y la d de Cohen. En segundo lugar, se ejecutaron dos modelos ANOVA factoriales 2 x 2, un modelo para condición*experiencia, y otro para condición*tipo de deporte. El tamaño del efecto utilizado para los modelos ANOVA fue Eta al cuadrado (η²). El análisis post hoc de las comparaciones de medias se corrigió mediante la prueba de Tukey. Se registró la diferencia media (Mdif) y su intervalo de confianza (IC del 95 %). También se tuvieron en cuenta los coeficientes Omega (ω) de McDonalds para la coherencia interna de las puntuaciones CPRD.
Procedimiento y consideraciones éticas
Se contactó con participantes de ambas categorías (DCD y DSD) a través de ligas deportivas, entrenadores y directores de entidades deportivas. La recogida de datos se llevó a cabo con instrumentos y procedimientos administrados en grupo, y tuvo lugar en varias ciudades de Colombia (Medellín, Armenia, Cali y Manizales). Se tomaron en cuenta los aspectos éticos durante la fase de tratamiento de los datos, siguiendo las directrices de la Declaración de Helsinki. Estas disposiciones se aplicaron para proteger la autonomía y el anonimato de todos los participantes, garantizando al mismo tiempo la integridad del estudio. El presente estudio contó con la aprobación del Comité de Bioética del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid (Código: 20610801-202201007863 – Acta 11-2022).
Resultados
La comparación de las características psicológicas entre DCD y DSD (véase la Tabla 3) mostró diferencias en Motivación, t(185) = 5.24 p < .001, d = 71., IC del 95 % [0.43, 1.00]), ya que los DCD estaban significativamente más motivados. Además, la Cohesión de Equipo tuvo medias significativamente más altas para los DCD, t(185) = 2.71 p = .007, d = 69., IC del 95 % [0.09, 0.65]).
Tabla 3
Comparación de características psicológicas entre deportistas con discapacidad (DCD) y deportistas sin discapacidad (DSD).
Análisis de las características psicológicas según la competencia
La interacción entre Condición*Competencia no mostró diferencias significativas en el control del estrés, la influencia en la evaluación del rendimiento, la motivación y la habilidad mental (véase la Tabla 4). Por el contrario, Cohesión de Equipo sí arrojó diferencias con respecto a esta interacción F(1,198) = 4.62, p = .033, η2 = 0.022. También se demostró un efecto principal en la competencia F(1,198) = 11.05, p = .001. El análisis post hoc de las comparaciones de medias indicó diferencias entre los DCD “expertos” (MCHE = 19.3) frente a los DSD “expertos” (MCHE = 16.7) Mdif = 2.60, IC del 95 % [0.57, 64.63], p = .006 (véase la Figura 1). Estos resultados indicaron que los DCD expertos tenían más Cohesión de Equipo que los DSD expertos.
Tabla 4
Comparación de características psicológicas entre condición (DCD vs. DSD) y competencia.
En cuanto a la variable Motivación, se observaron efectos principales en el grupo de “inexpertos” F(1,198) = 6.94, p = .009, y en el grupo de “expertos” F(1,198) = 17.4, p = .009. El análisis post hoc indicó diferencias significativas (véase la Figura 1): entre DCD “inexpertos” (MM = 26.3) frente a DSD “inexpertos” (MM = 23.7), Mdif = 2.81, IC del 95 % [0.05, 5.58], p = .044. En concreto, los DCD inexpertos estaban significativamente más motivados que los DSD inexpertos.
Asimismo, los DCD inexpertos estaban más motivados que los DSD expertos. Observamos diferencias significativas entre los DCD inexpertos (MM = 26.3) frente a los DSD expertos (MM = 22.3), Mdif = 4.24, IC del 95 % [1.56, 6.92], p < .001. Los DCD “expertos” (MM = 26.8) obtuvieron puntuaciones más altas que los DSD “inexpertos” (MM = 23.7), Mdif = -3.04, IC del 95 % [-5.87, -0.20], p = 030; y, por último, los DCD “expertos” (MM = 26.8) también superaron a los DSD “expertos” (MM = 22.3), Mdif = 4.47, IC del 95 % [1.72, 7.22], p < .001.
Análisis de las características psicológicas por tipo de deporte
La interacción entre Condición*Tipo de deporte (véase la Tabla 5) mostró un efecto sobre la Motivación, F(1,198) = 6.00, p = .015, η2 = 0.025, así como en Cohesión de Equipo F(1,198) = 4.37, p = .038, η2 = 0.018. Las variables de Control del Estrés, Influencia de la Evaluación del Rendimiento y Habilidad Mental no mostraron efectos principales ni de interacción.
Tabla 5
Comparación de características psicológicas entre condición (DCD vs. DSD) y tipo de deporte.
En cuanto a la variable Motivación, se observó un efecto principal para los deportes individuales F(1,198) = 11.05, p = .001. Los análisis post hoc indicaron diferencias significativas en los DCD que practicaban deportes individuales (MM = 26.2) frente a los DSD (MM = 21.0) Mdif = 5.17, IC del 95 %, [2.93, 7.40], p < .001. Se produjo otra comparación de medias significativa entre los DCD que practicaban deportes de equipo (MM = 27.7) frente a los DSD que practicaban deportes individuales (MM = 21.0) Mdif = 6.70, IC del 95 % [9.60, 3.80], p < .001 (véase la figura 2).
En cuanto a Cohesión de Equipo, se encontró un efecto principal para los deportes individuales F(1,198) = 15.8, p = .001. El análisis post hoc mostró algunas diferencias, indicando que los DCD que practican deportes individuales (MCHE = 18.1) superaron a los DSD (MCHE = 15.7) Mdif = 2.44, IC del 95 % [0.85, 4.04], p < .001. Del mismo modo, también se encontraron diferencias en los DCD que practicaban deportes individuales (MCHE = 18.1) frente a los DSD que practicaban deportes de equipo (MCHE = 20.2) Mdif = -2.07, IC del 95 % [-3.89, -0.25], p = .018. También hubo diferencias en los DCD que practicaban deportes de equipo (MCHE = 20.4) en relación con los DSD que practicaban deportes individuales (MCHE = 15.7) Mdif = 4.74, IC del 95 % [6.81, 2.68], p < .001 (véase la figura 2).
Discusión
El objetivo de este estudio era doble: en primer lugar, comparar las características psicológicas (control del estrés, influencia en el rendimiento, motivación, habilidad mental y cohesión de equipo) entre DCD y DSD; y en segundo lugar, analizar las posibles diferencias en relación con la competencia (inexpertos frente a expertos) y el tipo de deporte (individual frente a deportes en equipo).
Nuestras conclusiones indicaron que los DCD mostraron puntuaciones más altas de motivación y mejor cohesión de equipo en comparación con los DSD. Cabe destacar que este patrón se mantuvo incluso cuando se tuvieron en cuenta la competencia y el tipo de deporte. Sin embargo, se observó una diferencia en la cohesión de los equipos en función del tipo de deporte, con puntuaciones medias más bajas en los DCD que en los DSD en los deportes de equipo.
Hay pocos estudios que hayan comparado directamente las características psicológicas entre DCD y DSD (Hernández et al., 2021), por lo que esta línea de investigación se encuentra aún en ciernes y solo ha arrojado resultados incoherentes hasta el momento (Gómez-Marcos y Sánchez-Sánchez, 2019; Szájer et al., 2019).
Se han observado diferencias entre nadadores con y sin discapacidad en ansiedad somática, autoconfianza y motivación de logro (Szájer et al., 2019). Sin embargo, otros estudios no han mostrado diferencias significativas en las características psicológicas, como en el caso de los triatletas (Gómez-Marcos y Sánchez-Sánchez, 2019). Dada la gran variedad de medidas, tipos de deporte y otras variables moduladoras, no se pueden extraer conclusiones definitivas sobre estas incoherencias en los resultados.
Nuestros resultados apoyan parcialmente la perspectiva de que existen diferencias en las características psicológicas entre DCD y DSD. La participación en actividades deportivas es una experiencia gratificante para las personas con discapacidad (Aitchison et al., 2022). El deporte sirve tanto de medio como de fin para los DCD, permitiéndoles superar las limitaciones estereotipadas e imaginarias asociadas a la discapacidad (Rees et al., 2019; Swartz et al., 2016). En consecuencia, la competición deportiva proporciona una plataforma para reforzar las narrativas positivas en torno a la discapacidad y la transformación personal (Bantjes et al., 2019; Lins et al., 2019). La implicación en el deporte afecta positivamente a factores personales como la salud, las habilidades individuales y la participación social, así como a factores ambientales, como el apoyo percibido del entorno (Côté-Leclerc et al., 2017). Además, el deporte permite a los individuos superar la discapacidad y mejorar el compromiso personal hacia el logro de objetivos (Garci y Mandich, 2011).
Los DCD muestran una motivación deportiva significativamente superior a la de los DSD. Esta tendencia motivacional persiste incluso cuando se considera el nivel de competencia (principiantes frente a expertos) y el tipo de deporte (individual frente a deportes en equipo). Numerosos estudios han identificado diversas razones que impulsan a las personas a iniciar y mantener la práctica deportiva, incluidos los perfiles motivacionales. Como elemento único dentro del perfil psicológico de cada deportista, la motivación genera respuestas positivas en la participación deportiva (Tracey et al., 2021). Por ejemplo, se ha observado que los jugadores de tenis que utilizan silla de ruedas promueven el bienestar en su comunidad y desafían las percepciones sociales negativas de la discapacidad (Falcão et al., 2015; Richardson et al., 2015). Los factores personales y sociales relacionados con el deporte influyen en la determinación de la motivación para las personas con discapacidad que participan en deportes en silla de ruedas y golbol (Palència y Gallón, 2022). La satisfacción de las necesidades psicológicas básicas y la motivación predicen mayores niveles de satisfacción vital, lo que refleja un apego positivo al deporte (Martins et al., 2022). En general, la literatura sugiere que los DCD presentan mayores niveles de motivación en comparación con los DSD.
Nuestros datos también revelaron que la cohesión de equipo era significativamente mayor en DCD que en DSD. Este hallazgo se alinea con la tendencia consistente observada en estudios previos (Hernández et al., 2021), indicando que los DCD, a través de su compromiso con el deporte, informan de un mayor apoyo entre compañeros, dedicación al equipo y un sentido de camaradería que se manifiesta como una familia deportiva cohesionada (Stieler et al., 2022) y que favorece el bienestar psicosocial (Richardson et al., 2015). La práctica deportiva fomenta el espíritu de equipo al cultivar lazos fuertes y la aceptación incondicional en favor de objetivos comunes (Garci y Mandich, 2011). Además, se ha demostrado que los DCD se integran más eficazmente en sus equipos deportivos y desarrollan relaciones interpersonales más fuertes con sus compañeros (Aitchison et al., 2022; Bantjes et al., 2019; Burns et al., 2019). Cabe destacar el papel crucial de los entrenadores en el fomento de la cohesión de equipo. La experiencia y la formación académica del entrenador son decisivas en su interacción con los deportistas (Ayala-Zuluaga et al., 2015). Por lo tanto, es esencial que los entrenadores posean conocimientos adecuados sobre las barreras existentes y los mecanismos para afrontarlas, ya que esto les permite mejorar el rendimiento de los deportistas. Por consiguiente, los psicólogos del deporte pueden desempeñar una función crucial al brindar apoyo a los entrenadores y a los deportistas. El establecimiento de objetivos y la comunicación constante entre el entrenador y los DCD subraya la importancia del entrenador paralímpico en el proceso de entrenamiento de los deportistas (Falcão et al., 2015).
Las diferencias observadas en nuestros resultados sugieren que los DCD pueden tener experiencias deportivas diferentes a las de los DSD (Smith et al., 2016). Es plausible considerar que las exigencias competitivas, incluidas las psicológicas, a las que se someten los DCD pueden ser más exigentes que las de las competiciones estándares en las que participan los DSD. Sin embargo, es importante reconocer que el entorno social presenta barreras que van más allá del rendimiento deportivo y necesitan estrategias de afrontamiento adicionales para los DCD (Blumenstein y Orbach, 2015). En cuanto a otras características psicológicas examinadas en nuestro estudio (control del estrés, influencia en el rendimiento y habilidad mental), no se encontraron diferencias significativas entre los dos grupos de deportistas, lo que indica homogeneidad en estas variables.
No obstante, se impone interpretar estos resultados con prudencia. Hay que tener en cuenta varias limitaciones para futuros estudios. En el aspecto metodológico, la selección intencionada de nuestra muestra impide generalizaciones, y la representación exhaustiva de todas las disciplinas deportivas no fue un criterio primordial durante el cribado de los participantes. Es necesario llevar a cabo futuros estudios que empleen diseños experimentales para extraer conclusiones más sólidas. Asimismo, dado el carácter observacional de nuestro estudio, no pueden hacerse inferencias causales. En el plano teórico, los proyectos futuros deberían explorar los paradigmas precompetitivos y otras variables psicológicas, tales como la ansiedad. Además, la comparación entre DCD y DSD teniendo en cuenta otras variables y capacidades psicológicas generará conocimientos con implicaciones prácticas. El tamaño de la muestra de DCD es bastante pequeño; los proyectos futuros deberían tratar de incluir tamaños de muestra mayores y más representativos, refinando los criterios de inclusión para el grupo de DCD (por ejemplo, grado y puntuación de la discapacidad). Por último, es imperativo considerar otros procesos, como la identificación y selección de personas que practican deportes adaptados, así como la implicación de diferentes partes interesadas, incluidos los árbitros (Aguirre-Loaiza et al., 2020).
Tras considerar estas limitaciones, este estudio tiene implicaciones significativas. En primer lugar, contribuye al corpus de conocimientos de psicología en el ámbito del deporte adaptado. El número de estudios que comparan las características psicológicas entre DCD y DSD es limitado, con solo unas pocas exploraciones disponibles (Gómez-Marcos y Sánchez-Sánchez, 2019; Szájer et al., 2019). Además, este estudio es el primero en examinar no solo la comparación entre DCD y DSD, sino también el papel de la experiencia deportiva y el tipo de deporte como posibles variables que contribuyen a las diferencias observadas. En segundo lugar, la aplicación de los conocimientos psicológicos a la psicología del deporte y a los deportes adaptados permite tomar decisiones basadas en datos fácticos (Hanrahan, 2015). Por ejemplo, intervenciones o programas psicológicos según la disciplina y el tipo de deporte, así como intervenciones dirigidas específicamente a las etapas de formación y competencia.
Cabe destacar el hecho de que nuestro estudio contribuye a la implementación de la práctica profesional en psicología del deporte al abordar el papel y las necesidades únicas de los DCD (Martin, 2017). Estos hallazgos profundizan nuestra comprensión de los retos y estereotipos a los que se enfrentan los DCD en comparación con los DSD. Además, tienen el potencial de mejorar el compromiso deportivo y la participación dentro de la comunidad de DCD. La psicología del deporte puede desempeñar un papel vital a la hora de facilitar la participación de las personas con discapacidad intelectual y disipar las percepciones de la comunidad que equiparan la discapacidad con la capacidad reducida. En consecuencia, la concienciación a través de estos hallazgos puede fomentar la confianza, la independencia y la sensación de aceptación entre los DCD (Ballas et al., 2020).
Como conclusión, nuestros datos sugieren la presencia de diferencias entre DCD y DSD. En concreto, nuestros resultados indican que los DCD muestran mayores niveles de motivación y una mejor cohesión de equipo en comparación con los DSD. Estas diferencias persisten independientemente de la experiencia deportiva y del tipo de deporte.
Agradecimientos
Nos gustaría dar las gracias a todos los y las deportistas participantes por su tiempo y amabilidad.
Referencias
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ISSN: 2014-0983
Recibido: 21 de agosto de 2023
Aceptado: 16 de enero de 2024
Publicado: 1 de abril de 2024
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