Análisis comparativo de dos protocolos de entrenamiento de la fuerza de agarre en escaladores experimentados
*Correspondencia: Álvaro Bustamante Sánchez busta.es@gmail.com
Citación
Ruiz-López, A., Padilla-Crespo, A. & Bustamante-Sánchez, A. (2025). Comparative analysis of two grip strength training protocols in experienced climbers. Apunts Educación Física y Deportes, 161, 32-40. https://doi.org/10.5672/apunts.2014-0983.es.(2025/3).161.04
Resumen
El objetivo de este estudio era comparar los efectos del método tradicional de suspensión con lastre (HIMA) con los del método de entrenamiento de tracción activa con dinamómetro (PIMA). Además, se analizó la diferencia de fuerza entre manos y su evolución tras los protocolos propuestos. Once escaladores fueron divididos aleatoriamente en un Grupo de Control, GC (n = 5) 33.20 (8.7) años, 14.40 (0.548) nivel de escalada IRCRA, y un Grupo del Dinamómetro, GD (n = 6) 31.50 (6.56) años, 14.67 (1.366) nivel de escalada IRCRA. El GC siguió el protocolo HIMA, mientras que el GD siguió el protocolo PIMA. Estas fueron las características comunes de los protocolos de los dos grupos: 4 semanas de duración, trabajando sobre una regleta de 14 mm, 3 series de suspensión en la primera semana, 4 series en la segunda y tercera, y 5 series en la última semana, y ejercicios de 10 segundos al 85% de intensidad, con descansos de 3 minutos. Un análisis ANOVA mostró diferencias significativas (p ≤ .05) tras los protocolos de entrenamiento para ambos grupos en todas las variables estudiadas: la fuerza máxima, la TDF200ms, la PF y el TMS_14. No se hallaron diferencias significativas de fuerza entre manos. A pesar de ello, el método de tracción activa con dinamómetro redujo la diferencia en los valores de fuerza entre manos tras el entrenamiento. Ambos métodos de entrenamiento de la fuerza de agarre, PIMA y HIMA, parecen ser eficaces para mejorar los factores clave del rendimiento en la escalada. Los próximos estudios deberían analizar la influencia de los dos métodos de entrenamiento con muestras más grandes y con deportistas de mayor nivel, así como con muestras femeninas.
Introducción
La popularidad de la escalada no ha dejado de crecer desde que este deporte hiciera su debut en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (Michael et al., 2019). A pesar de que se han construido muchos nuevos gimnasios de escalada en los últimos años (Climbing Business Journal, 2023), es de esperar que se abran nuevos centros de escalada en el futuro, dada la tendencia al alza en las cifras de personas que la practican. Dicho interés de la población en general ha dado pie a la aparición de nuevos deportistas de élite (Federación Internacional de Escalada Deportiva [IFSC], 2025)] y a un aumento del número de competiciones. Esto, a su vez, ha llevado al mundo científico a interesarse también por esta disciplina, por lo que están llevándose a cabo numerosos nuevos estudios sobre este deporte.
La necesidad de nuevas estrategias de investigación y entrenamiento ha motivado la creación de nuevos dispositivos compactos y portátiles que pueden utilizarse para medir variables determinantes en el rendimiento de los escaladores (Breen et al., 2023). Entre estos dispositivos, destacan los sensores de fuerza, como el Progressor Tindeq (Tindeq, Trondheim, Noruega) (Labott et al., 2022) o el Chronojump (Chronojump Boscosystem, Barcelona, España) (Colomar et al., 2020; Moreno-Pérez et al., 2020). Estos nuevos dispositivos nos permiten explorar formas innovadoras de formación basadas en datos cuantitativos con un alto nivel de validez y fiabilidad. Son métodos que contrastan con las metodologías tradicionales basadas en mediciones imprecisas y subjetivas y, en algunos casos, en la propia percepción del deportista (Michailov, 2014). Los sensores miden la fuerza de agarre, principal indicador de rendimiento en la escalada (Bergua et al., 2018; Consuegra, 2020; López-Rivera, 2014; López-Rivera y González-Badillo, 2012, 2019). De entre los factores que explican la producción de fuerza de agarre en la escalada, la fuerza de agarre máxima y la tasa de desarrollo de la fuerza (TDF) se consideran los más adecuados para medir el rendimiento (Consuegra, 2020).
En la actualidad existen dos métodos principales de entrenamiento para mejorar la fuerza de agarre de los dedos en escaladores: el método tradicional de suspensión concebido por Eva López (López-Rivera, 2014; López-Rivera y González-Badillo, 2012), que ha sido el más utilizado, y el entrenamiento con tracciones activas y sensores de fuerza (Breen et al., 2023), que permite a los deportistas entrenar unilateralmente, incluso cuando no soportan el peso corporal, y cuantificar la carga en todo momento. Mientras que el método tradicional con suspensión implica un esfuerzo pasivo sobre las estructuras de los dedos, el método de entrenamiento con sensores de fuerza conlleva un esfuerzo activo de tracción voluntaria. Al mismo tiempo, los términos «contracción isométrica de resistencia» (HIMA, por sus siglas en inglés) y «contracción isométrica de empuje» (PIMA, ídem) (Schaefer y Bittmann, 2017) describen dos tipos de contracciones isométricas que podríamos relacionar con ellos respectivamente. En la HIMA, el esfuerzo se apoya de forma pasiva, mientras que en la PIMA, aunque no haya movimiento, se intenta vencer la resistencia activamente. Las medidas objetivas muestran que estos dos tipos de contracciones son diferentes desde el punto de vista fisiológico (Dech et al., 2022; Oranchuk et al., 2024; Schaefer y Bittmann, 2021), lo cual distingue estos dos tipos de entrenamiento.
Si bien hay pocos estudios que analicen las diferencias entre ambos tipos de contracciones, se ha sugerido que la HIMA podría utilizarse para la prevención y rehabilitación de lesiones, mientras que la PIMA podría ser una opción mejor para activaciones prolongadas y para estimular las adaptaciones agonistas (Oranchuk et al., 2024).
Por estos motivos, parece especialmente pertinente estudiar las diferencias entre ambos métodos en el marco del rendimiento deportivo. Además, la escalada ha utilizado tradicionalmente un protocolo de entrenamiento de la fuerza de agarre que sigue las características de la HIMA (método tradicional con suspensión), lo que hace que el estudio de las diferencias entre los protocolos HIMA y PIMA sea más interesante para este deporte.
Por lo tanto, el presente estudio tenía por meta comparar los efectos de dos métodos de entrenamiento de la fuerza de agarre (suspensión tradicional con lastre de tipo HIMA y tracciones activas con sensores de fuerza de tipo PIMA) sobre indicadores clave del rendimiento en escalada: fuerza de agarre máxima, TDF200ms, prueba de fuerza (PF) y tiempo máximo de suspensión (TMS_14). El objetivo secundario era analizar la diferencia en la fuerza máxima de cada mano y la diferencia tras el entrenamiento.
Nuestra hipótesis era que ambos métodos de entrenamiento serían eficaces para mejorar todos los factores clave del rendimiento en escalada estudiados (fuerza de agarre máxima, TDF200ms, PF y TMS_14), pero que el entrenamiento de la fuerza de agarre mediante el método activo con el dispositivo Chronojump presentaría mejores resultados.
Para nuestro segundo objetivo, planteamos la hipótesis de que el método de entrenamiento con dinamómetro, al no ser bilateral, ayudaría a reducir la diferencia de fuerza entre manos tras el periodo de entrenamiento.
Metodología
Participantes
Participaron en este estudio veinte escaladores que entrenaban dos veces por semana. En la Tabla 1 se muestran los criterios de inclusión. Finalmente, pudieron terminar el protocolo once escaladores.

La muestra se dividió en dos grupos mediante un muestreo aleatorio estratificado, en función del nivel de escalada autodeterminado. En la Tabla 2 se muestran las principales características antropométricas y de entrenamiento. Todos los escaladores de la muestra se autoidentificaron como escaladores de bloque o de deportiva. Se utilizó la escala IRCRA (Draper et al., 2015) para determinar el nivel de escalada.

Tabla 2
Características principales de la muestra y de cada uno de los grupos, media y desviación típica
Las sesiones de estudio tuvieron lugar los lunes y miércoles por la tarde a la misma hora, tras lo cual los participantes asistían a sus sesiones guiadas de escalada. Realizaron sesiones idénticas con el mismo entrenador de escalada, que centró las sesiones en el trabajo de fuerza máxima, en línea con los objetivos del estudio.
Los participantes fueron informados mediante un correo electrónico y firmaron un formulario de consentimiento. El estudio se diseñó de acuerdo con las recomendaciones para la investigación clínica de la Declaración de Helsinki y fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad (Universidad Europea de Madrid, CIPI/23.181).
Se pidió a los participantes que:
- Asistieran a todas las sesiones de formación del protocolo.
- No modificasen sus hábitos deportivos relacionados con la escalada.
- Se abstuvieran de toda actividad física intensa en las 24 horas anteriores a las sesiones de prueba.
El estudio tuvo lugar de mayo a julio de 2023.
Procedimientos
La intervención consistió en cuatro semanas de entrenamiento, con dos sesiones de entrenamiento por semana. También se llevó a cabo una sesión de familiarización con el dispositivo Chronojump, junto con dos sesiones de evaluación: una antes y otra después del periodo de entrenamiento. El calentamiento fue el mismo para ambos grupos, y se describe en la Tabla 3, en consonancia con calentamientos anteriores utilizados en la investigación (Hermans et al., 2022; López-Rivera, 2014; Pérez, 2021).

Tabla 3
Calentamiento previo a la prueba y al entrenamiento tanto para el GC como para el GD
Se emplearon dos protocolos de entrenamiento: suspensión máxima con lastre (HIMA) para el grupo de control (GC); y tracciones activas unilaterales con un sensor de fuerza (PIMA) para el grupo del dinamómetro (GD).
Estas fueron las características comunes a ambos protocolos:
• Se utilizó una regleta de madera de 14 mm de grosor (Bergua et al., 2018; López-Rivera, 2014).
• Las series se distribuyeron de la siguiente manera: 3 series en la primera semana, 4 series en la segunda y tercera semanas, y 5 series en la última semana; con descansos de 3 minutos entre series.
• Durante todo el estudio, se permitió el uso de un tipo de agarre de semiarqueo o arqueo (Bergua et al., 2018; Quaine y Vigouroux, 2004).
Las características específicas del protocolo HIMA fueron las siguientes:
• Una intensidad del 85% (Devise et al., 2022; López-Rivera, 2018; Pérez, 2021) calculada a partir del peso total (peso corporal + lastre) medida en la evaluación previa.
• Las series consistieron en suspensiones con lastre de 10 segundos con las dos manos, tal y como se describe en el método de suspensión máxima de Eva López (López-Rivera, 2014; López-Rivera y González-Badillo, 2012).
• Se siguieron las instrucciones de agarre y colocación descritas por Baláš et al. (2014); y Michailov et al. (2018).
Estas fueron las características específicas del protocolo PIMA:
• Una intensidad del 85% (Devise et al., 2022; López-Rivera, 2018; Pérez, 2021) calculada a partir de los newtons máximos medidos en la evaluación previa.
• Las series consistieron en tracciones de 10 segundos con tracción unilateral mantenida con dinamómetro (Baláš et al., 2012; Rokowski et al., 2021).
• Se siguieron las instrucciones de agarre y colocación descritas por Giles et al. (2021).
Ambos grupos realizaron la misma prueba para la evaluación previa y la posterior.
El orden de las pruebas utilizadas para la evaluación fue el siguiente: TMS_14, PF, y pico de fuerza máxima y TDF. Hubo descansos de 5 minutos entre cada prueba.
Se permitió el uso de magnesio durante las pruebas y se cepilló la regleta entre los participantes.
TMS_14: Tiempo máximo de suspensión con ambas manos (Bergua et al., 2018) medido en una regleta de 14 mm de grosor, hasta que el escalador perdió el contacto de algún dedo con la presa, flexionó los brazos o las caderas o extendió los hombros. Solo se realizó una medición (Hermans et al., 2022).
PF: Lastre máximo que se soportó en suspensión con ambas manos durante 5 s (López-Rivera y González-Badillo, 2012, 2019) medido en una regleta de 14 mm de grosor. El peso máximo soportado se halló mediante el número mínimo de intentos, y se permitieron descansos de un mínimo de 3 min entre cada intento. Se utilizó la PF para calcular las cargas de entrenamiento del GC, el 85% del peso máximo (peso corporal + lastre).
Fuerza máxima y TDF con cada mano: Se midió con el dinamómetro mediante una tracción máxima (contracción voluntaria máxima) (Levernier y Laffeye, 2019). Tras la frase «tira lo más rápido y fuerte que puedas» (Maffiuletti et al., 2016), y con una cuenta atrás, cada participante registró el valor máximo de fuerza y TDF200ms que pudo. Se realizaron 3 intentos con 1 min de descanso entre ellos. A partir de los valores medios de fuerza registrados, se ajustaron las cargas de cada mano para el grupo del dinamómetro, calculando el 85% de los newtons alcanzados y redondeando a la decena más próxima.
Se registraron el valor máximo de la fuerza máxima (Hermans et al., 2022), la media de los 3 intentos y la media de las TDF (Maffiuletti et al., 2016).
Se permitió un periodo de descanso de 5 minutos entre cada prueba y después del calentamiento.
El dinamómetro utilizado fue el Chronojump Boscosystem, que ha sido validado (de Blas et al., 2012) e incluso empleado para validar otros instrumentos (Gaudet y Handrigan, 2020). En la Tabla 4 se muestran las principales características del instrumento.

Antes de utilizar el aparato, se calibró tal y como se describe en el manual del usuario (Foix y Padull, 2021).
Para la recogida y el análisis de los datos, se utilizó el software del dispositivo Chronojump Boscosystem, versión 2.3.0. El software puede descargarse gratuitamente en su página web.
Para extraer los valores de fuerza máxima y TDF200ms, se utilizó la función modelada que ofrece el software, asegurando así que los valores variaran menos entre cada una de las mediciones (Pérez; 2021). Para calcular los datos, se tomó como punto inicial aquel en el que la tangente de la TDF máxima intersectaba el eje x; y como punto final, el sugerido por la aplicación, que corresponde al momento en el que la fuerza máxima se mantiene estable durante 1 s. Con este procedimiento se obtienen datos válidos en los que el error es inferior al 5%.
Análisis estadístico
El análisis estadístico se realizó con el paquete de análisis de datos SPSS para Windows versión 27.0; IBM, Armonk, NY, EE. UU. Se llevó a cabo un estudio de la muestra mediante varias funciones estadísticas descriptivas, como la media y la desviación típica.
En cuanto a los datos obtenidos durante el estudio (mediciones previas y posteriores de las variables dependientes descritas en el apartado anterior), se emplearon las medias obtenidas de todas las mediciones realizadas, que fueron tres en todos los casos excepto para la PF y la prueba TMS_14, en las que solo se utilizó una medición, la que presentaba los valores más altos. Los supuestos de normalidad se comprobaron con la prueba de Shapiro-Wilk.
Una vez confirmada la normalidad de cada uno de los grupos en los que se dividió la muestra, se utilizó una prueba ANOVA mixta de dos factores (Tabla 5); se propuso el tiempo como factor intraparticipante (pruebas previas y posteriores) y los grupos (GC y GD) como factor interparticipante. Con esta prueba fue posible comparar el efecto del tipo de entrenamiento, la diferencia entre grupos y la interacción entre el tipo de entrenamiento y la diferencia entre grupos. El tamaño del efecto se evaluó mediante el valor eta al cuadrado (η2), tal como se especifica en estudios anteriores (Fritz et al., 2012). El tamaño del efecto se determinó en función de los valores recomendados en el artículo de Cárdenas Castro y Arancibia Martini (2014); estableciendo un efecto pequeño η2 = .01, un efecto mediano η2 = .06, y un efecto grande η2 = .14.
Se realizó la prueba post hoc de Bonferroni para analizar las comparaciones por pares. El nivel de significación para todas las comparaciones se fijó en p ≤ .05.
Como análisis secundario, se estudió la diferencia de fuerza entre manos mediante una prueba T para muestras emparejadas. Asimismo, se estudió la evolución de estas diferencias en función del método de entrenamiento utilizado, empleando la diferencia entre las medias de ambas manos.
Resultados
En la Tabla 5 se muestran el efecto del tipo de entrenamiento, la diferencia entre grupos y la interacción entre el tipo de entrenamiento y la diferencia entre grupos.

Tabla 5
Resultados obtenidos en cada una de las intervenciones, en las pruebas previas y en las posteriores, para cada uno de los grupos, GC y GD
Se han encontrado diferencias significativas entre los resultados previos y posteriores para todas las variables (todas las pruebas) y para todos los grupos. Observamos un tamaño del efecto entre mediano y grande en las pruebas TMS_14 (.242) y en la medición de la fuerza máxima para la mano no dominante (.081). Se observaron tamaños del efecto entre pequeños y medianos para las PF (.034), así como para la medición de la fuerza máxima de la mano dominante (.045). Los tamaños del efecto en las mediciones de la TDF para la mano dominante y no dominante fueron muy pequeños (.001 y .008 respectivamente). En la Tabla 6 se muestra la comparación de la fuerza máxima y la TDF de la mano dominante y no dominante, para cada grupo de entrenamiento y antes y después del entrenamiento.

Tabla 6
Resultados obtenidos en la prueba T para muestras relacionadas en la comparación de distintas variables en función de la mano utilizada. Análisis realizado sobre la muestra total y por grupos
No se encontraron diferencias significativas entre manos en ninguno de los análisis realizados. A pesar de no encontrar significación, la diferencia entre manos fue del 5.52% en las pruebas previas y posteriores y del 3.90% en las pruebas posteriores, para la muestra general. La mano dominante obtuvo mejores resultados en todas las pruebas, excepto para la TDF previa.
Discusión
El objetivo principal del presente estudio era comparar los efectos de dos métodos de entrenamiento de la fuerza de agarre (el entrenamiento tradicional con suspensión, HIMA y el entrenamiento de tracción activa con dinamómetro, PIMA) sobre los indicadores clave del rendimiento en escalada: fuerza máxima de agarre, TDF, PF y TMS_14.
Se cumplió la hipótesis principal. Ambos entrenamientos, el tradicional con suspensión y el de tracciones activas con dinamómetro, son eficaces a la hora de mejorar significativamente todos los indicadores clave del rendimiento en escalada (fuerza de agarre máxima, PF, TMS_14 y TDF).
Los datos apuntan a mejores resultados con los métodos de entrenamiento de tracciones activas, pero no es posible extraer conclusiones dado el tamaño de la muestra utilizada. Observamos un tamaño del efecto entre mediano y grande en las pruebas TMS_14 (0.242) y en las mediciones de fuerza máxima para la mano no dominante (.081). Una muestra más amplia podría proporcionar más información, la cual, a su vez, podría seguir la tendencia que vemos en estos resultados o no hacerlo, lo que permitiría dilucidar este tema.
El objetivo secundario de este trabajo era analizar la diferencia en la fuerza máxima de cada mano y ver cómo evolucionan estas diferencias con cada una de las sesiones de entrenamiento. Nuestra hipótesis era que el entrenamiento de la fuerza de agarre mediante el método activo utilizando el dispositivo Chronojump presentaría mejores resultados. Esta hipótesis no se cumplió, ya que no hallamos diferencias en las pruebas posteriores entre los grupos de entrenamiento.
En cuanto a los datos obtenidos en el estudio, ambos métodos de entrenamiento consiguieron mejorar los indicadores clave del rendimiento en escalada estudiados en cuatro semanas. Tal y como se había estudiado (Devise et al., 2022; Levernier y Laffeye, 2019; López-Rivera y González-Badillo, 2012) un programa de ejercicios de cuatro semanas es suficiente para observar mejoras en la fuerza de agarre. Con respecto a las mejoras en la fuerza máxima, el estudio de Levernier y Laffeye (2019) utilizó un entrenamiento de agarre con una sola mano y solo observó mejoras con un tipo de agarre y una de las manos. Estas mejoras son menores que las encontradas en el presente estudio. Esto puede deberse a la menor duración de las suspensiones (alrededor de 6 s) o a un mayor nivel de la muestra (escaladores nacionales e internacionales).
En su estudio de 2022, Hermans et al. utilizaron el entrenamiento en suspensión y hallaron diferencias significativas en la fuerza máxima, al igual que sucedió en el presente estudio. Los participantes realizaron entrenamientos en suspensión más cortos (7 s) con descansos más cortos (3 s) dentro de la misma serie. En este caso la intervención fue de 10 semanas, con un nivel de muestra a partir de la puntuación 11 en la escala IRCRA. La fuerza máxima se midió en posición de dominada con los brazos flexionados en 90º. En otro estudio (Devise et al., 2022), se utilizó un dinamómetro tanto para las pruebas como para el entrenamiento, pero el entrenamiento de tracción se hizo con las dos manos. Si nos fijamos en los resultados obtenidos en las intensidades más cercanas a las del presente estudio (entre el 80% y el 100%), se observaron mejoras significativas en la fuerza máxima, del mismo modo que en el presente estudio.
En cuanto a las mejoras en la TDF, en el estudio de Levernier y Laffeye (2019) y en el de Hermans et al. (2022) se observan mejoras significativas, en consonancia con los resultados obtenidos. Hermans et al. (2022) analizaron el tiempo máximo en suspensión con una regleta mayor, de 23 mm, y hallaron mejoras significativas, como en el presente estudio. En el estudio de Devise et al. (2022), la resistencia se midió con un protocolo diferente al que utilizamos nosotros, lo que dificulta la comparación de sus resultados con los obtenidos en nuestro trabajo.
Por lo que se refiere a los niveles de fuerza entre manos, en el presente estudio no se encontraron diferencias significativas. A pesar de no haber diferencias significativas, la mano dominante fue la que presentó niveles más altos en todas las pruebas excepto en las mediciones previas de TDF. La mano dominante obtuvo un 5.52% extra de fuerza máxima en las mediciones previas, y un 3.90% en las mediciones posteriores, en comparación con la mano no dominante. En el artículo de Vujic et al. (2021) tampoco se encontraron diferencias significativas entre manos, ya que estas fueron inferiores al 10%. En este caso también se registraron mayores niveles de fuerza para la mano dominante. En el artículo de Levernier y Laffeye (2019), no se encontraron diferencias significativas entre manos, y se siguieron registrando valores más altos para la mano derecha en todos los agarres excepto en el de extensión.
En ambos estudios se registraron valores medios de fuerza de agarre superiores a los del presente estudio (320-380N). En el estudio de Vujic et al. (2021) se registraron alrededor de 550-580N con cada mano, con una muestra del nivel 14-15 de la escala IRCRA, y en el estudio de Levernier y Laffeye (2019) se registraron valores de 410-460N, con una muestra del nivel 24-26. Ambos estudios obtuvieron mediciones utilizando un dinamómetro manual. Estas diferencias podrían explicarse por la diferencia de nivel entre las muestras (Assmann et al., 2021), así como por las distintas formas de calcular los niveles de fuerza. Se ha observado que estos valores varían en función de la superficie y la profundidad (Bergua et al., 2018).
En cuanto a la hipótesis secundaria del trabajo «el entrenamiento con dinamómetro, al no ser bilateral, ayuda a reducir la diferencia entre manos»; los datos parecen confirmar la hipótesis propuesta, pero los resultados deben interpretarse con cautela. Se trata de un análisis superficial en el que solo se ha analizado la diferencia de medias previas y posteriores entre las dos intervenciones. Además, las diferencias encontradas son pequeñas.
En el estudio de Levernier y Laffeye (2019), se observó una tendencia a aumentar la diferencia entre manos con arqueo después del entrenamiento. En este caso, el entrenamiento que se sigue no es bilateral, sino que emplea la suspensión, no tracciones activas. Los resultados no muestran diferencias significativas (menos de un 10% de diferencia) entre manos en escaladores de nivel intermedio-alto, aunque la mano derecha tiende a presentar valores de fuerza superiores. En cuanto a la hipótesis propuesta, si bien los datos del presente estudio sugieren que el entrenamiento con tracciones activas y un dinamómetro no bilateral podría ayudar a reducir la diferencia entre manos, los resultados no son concluyentes y sería necesario un mayor trabajo de investigación.
Conclusiones
En respuesta al objetivo principal, se concluye que tanto el entrenamiento de la fuerza de agarre con tracciones activas como el entrenamiento tradicional con suspensión parecen ser métodos eficaces para mejorar los factores clave del rendimiento en escalada en una muestra de nivel intermedio. Las mejoras en la fuerza de agarre dependen tanto del método (tracción activa o suspensión tradicional) como del protocolo establecido (tiempo de suspensión, intensidad…).
En respuesta al objetivo secundario, se concluye que la diferencia de fuerza entre la mano dominante y la no dominante se reduce tras aplicar un entrenamiento de tracción activa no bilateral con dinamómetro. En la muestra del presente estudio, así como en las muestras de los demás estudios analizados, se observan diferencias no significativas (inferiores al 10%) entre los niveles de fuerza de cada mano.
Cabe señalar que no se han encontrado estudios que comparen los resultados de los dos protocolos propuestos, y existen pocos artículos en la literatura científica que propongan intervenciones con ejercicios de escalada. Los que existen utilizan métodos y sistemas de entrenamiento muy diferentes, por lo que resulta muy complejo comparar los resultados obtenidos en los distintos artículos.
Como aplicación práctica, los entrenadores de escalada podrían utilizar estos conocimientos para mejorar la fuerza de agarre de sus deportistas en tan solo cuatro semanas.
Además, este estudio sugiere que el uso de una célula de fuerza, concretamente el dispositivo Chronojump, ayuda a los entrenadores a cuantificar la carga de entrenamiento en todo momento, lo que permite personalizar el entrenamiento de los escaladores para sacar el máximo partido a su tiempo de entrenamiento.
Limitaciones del estudio
Una de las principales limitaciones del estudio fue el reducido tamaño de la muestra, que nos impidió extraer algunas conclusiones de los resultados obtenidos, como la diferencia entre manos. Otro inconveniente fue el nivel de escalada relativamente bajo de los participantes, que quizá haya afectado a las mejoras observadas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta la dificultad de incorporar a escaladores avanzados dispuestos a realizar un estudio experimental de cuatro semanas.
Además, se podría haber recogido más información relacionada con los hábitos de escalada de los participantes.
Estudios futuros
Las futuras líneas de investigación deberían plantear el análisis de los dos métodos a través de muestras más amplias de un nivel de escalada superior para explorar mejor estos resultados, especialmente los efectos de ambos métodos en la diferencia entre manos. Asimismo, algunas podrían centrarse en estudiar las diferencias a través de una muestra femenina más amplia. Por último, podría ser interesante comparar a escaladores de distintas disciplinas como el bloque y la escalada deportiva.
Financiación
Este estudio ha sido financiado por la Universidad Europea de Madrid mediante un proyecto competitivo interno con código 2024/UEM25.
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ISSN: 2014-0983
Recibido: 2 de septiembre de 2024
Aceptado: 31 de enero de 2025
Publicado: 1 de julio de 2025
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